COVID-19 y las brechas en salud

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Los determinantes sociales y las inequidades sanitarias en el contexto pandemia

Por: Daniel Sierra, Juventud Esquipulas

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El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote de COVID-19 como una pandemia. A nivel mundial, esta pandemia ha suscitado una crisis sanitaria, humana y económica sin precedentes. A Latinoamérica, el virus llegó el 25 de febrero, con el primer caso reportado en Brasil. De acuerdo con los datos de la OMS, la región de las Américas es la más afectada del mundo. 1, 2

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Latinoamérica es la región más desigual del planeta. Este contexto representa una serie de grandes desafíos y retos para la región. A pesar de la llegada tardía del virus en comparación con otros continentes, la crisis sanitaria preexistente pone en evidencia las desigualdades sociales y las inequidades sanitarias de manera más profunda. 3

Los sistemas sanitarios de la región ya eran frágiles antes de la pandemia. A pesar de la transición epidemiológica, que sitúa a las enfermedades crónicas no transmisibles como las principales causas de morbi-mortalidad, la región de Latinoamérica aún enfrenta grandes retos para combatir las enfermedades infecciosas. Estas enfermedades son consideradas endémicas en nuestra región, como el dengue y la tuberculosis, que afectan a miles de personas cada año. 3, 4, 5

Los Estados latinoamericanos, en promedio, invierten únicamente 2.2% del producto interno bruto (PIB) en salud, lo que está muy por debajo del 6% de inversión mínima recomendada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) necesaria para reducir las inequidades y alcanzar el acceso a la cobertura sanitaria universal. Esto y otros muchos factores sitúan a los sistemas sanitarios como frágiles y fragmentados, segregados y desiguales al permitir el acceso a servicios de diferente calidad a diferentes grupos sociales. 3

Por la compleja situación de la precaria atención sanitaria, la población debe hacerse cargo de sus propios cuidados de salud. Servicios que deberían de estar garantizados para todos los habitantes sin importar su nivel socioeconómico, son absorbidos por los propios pacientes, por ejemplo: la compra de medicamentos, la contratación de servicios y el cuidado directo de enfermos. Esto resalta la dificultad del acceso a la atención médica y sanitaria, especialmente para las personas de los estratos sociales bajos, por el alto costo que dificulta el acceso a servicios de calidad. 3

En el contexto nacional, Guatemala cuenta con un sistema sanitario con graves carencias históricas. Según el análisis del Índice Global de Seguridad Sanitaria, Guatemala es uno de los cuatro países latinoamericanos calificados como peor preparados para afrontar una emergencia de salud. Uno de los factores de análisis es el número de camas de hospital por habitante, en el que nuestro país cuenta con un número inferior a 1. 6

Todos estos factores pueden englobarse en un único término: inequidades sanitarias. Éstas se definen como las diferencias sistemáticas y desigualdades evitables e injustas en materia de salud entre grupos de una población. Para entender las inequidades sanitarias, es importante comprender el término de determinantes sociales de la salud, que son todos aquellos factores que influyen en los resultados sanitarios; las condiciones en las que los sujetos viven, trabajan, se desarrollan y envejecen.  7

Teniendo las inequidades sanitarias y los determinantes sociales de la salud como punto de partida, es fácil concebir la salud como un complejo entretejido de múltiples factores que determinan los procesos de salud y enfermedad. En el contexto de la pandemia del COVID-19, si bien la situación mundial ha presentado una amenaza ineludible para todos los habitantes del planeta, las poblaciones en estratos socioeconómicos bajos están enfrentando consecuencias más devastadoras. No hay duda alguna que aquellos que viven en pobreza o pobreza extrema son más propensos a sufrir o morir durante la pandemia. 7

Para Guatemala, un país con una tasa de pobreza que supera al 60%, el riesgo de enfermarse y morir como víctima de la crisis sanitaria es una realidad inminente para aproximadamente 10 millones de personas en situación vulnerable. Casi el 70% de la población económicamente activa del país trabaja en la informalidad, dependiendo de los pocos ingresos que pueden generar al día para poder sobrevivir. En contraste, el 1% de la población más rica acumula el 65% de los beneficios generados de la actividad económica formal. En este panorama de fuerte desigualdad en el país, más de la mitad de la población se encuentra en una situación de vulnerabilidad, que atenta contra su salud y otros aspectos socioeconómicos. 6

Las medidas adoptadas por los Estados, que pueden parecer drásticas y severas, son una respuesta basada en prueba y error ante la falta de una cura o una vacuna. Estas medidas resultan limitadas en especial para las personas en los estratos socioeconómicos bajos. En este contexto, tal vez el aspecto más importante es la falta de acceso a servicios de salud de calidad que atiendan a las necesidades de los pacientes infectados. 8

La salud es una elección política. Si de algo podemos estar completamente seguros es que el COVID-19 no será la última pandemia que afecte a millones de personas alrededor del mundo. Para reconstruir nuestro mundo donde todos gocen de su derecho humano a la salud, todos los Estados deben considerar la pandemia como un llamado de atención urgente para dirigir los esfuerzos globales para abordar las inequidades sanitarias y cerrar las brechas de los determinantes sociales de la salud, que frenan la justicia social. 9

Las enfermedades no discriminan y los virus no discriminan; los sistemas de salud tampoco deberían de hacerlo.

Referencias

  1. Álvarez, R. y Harris, R. (2020). COVID-19 en América Latina: retos y oportunidades. Revista Chilena de Pediatría, 91 (2), 179-182.
  2. Rodríguez-Morales, A. J., Sánchez-Duque, J. A., et al. (2020). Preparación y control de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) en América Latina. Acta Médica Peruana, 37 (1), 3-7. 
  3. CEPAL (2020). La pandemia del COVID-19 profundiza la crisis de los cuidados en América Latina y el Caribe. Informe especial COVID-19. 
  4. Rodríguez-Morales, A. J., Gallego, V., et al. (2020). COVID-19 in Latin America: the complications of the first confirmed case in Brazil. Travel Medicine and Infectious Disease, 35. DOI: 10.1016/j.tmaid.2020.101613
  5. Cucunubá, Z.M. (2016). De la epidemia de Zika en Latinoamérica y la toma de decisiones bajo incertidumbre. Salud, 48 (2), 158-169.
  6. Tejera, J. (2020). La desigualdad social de Guatemala frente a la sombra del coronavirus. Alba Sud. 
  7. Coronini-Cronberg, S., Maile, E., et al. (2020). Health inequalities: the hidden cost of COVID-19 in the NHS hospital trusts? Journal of the Royal Society of Medicine, 113 (5), 179-184. DOI: 10.1177/0141076820925230
  8. CEPAL (2020). América Latina y el Caribe ante la pandemia del COVID-19. Efectos económicos y sociales. Informe especial COVID-19.
  9. Takian, A., Mehdi Kiani, M., et al. (2020). COVID-19 and the need to prioritize health equity and social determinants of health. International Journal of Public Health, 65, 521-523. DOI: 10.1007/s00038-020-01398-z

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