Por Carlos Porras
He sido empresario desde los años sesenta, mi actividad se ha desarrollado allÃ, por lo consiguiente, muchos de mis comentarios vienen desde el punto de vista empresarial.
 He querido hablar de nuestro modelo económico porque quiero aprovechar la coyuntura que está viviendo Guatemala, en la que estamos diciendo: “Estamos hartos de lo que está sucediendoâ€. Se está enfocando todo a la corrupción y a la impunidad y se está sesgando, por un momento, al factor de poder polÃtico-económico.
En mi caso, todas las veces que he visto desestabilizaciones en el paÃs, siempre cuestiono cómo anda el bien común y si éste anda deteriorado, siempre he responsabilizado a los factores de poder polÃtico y económico. Son los culpables, porque históricamente han utilizado su poder de forma extractivista, pensando únicamente en ellos por encima de los interesés de la mayorÃa y del paÃs. Son los que dictan las polÃticas.
Cuando analizo los resultados que estamos teniendo y los comparo contra los indicadores económicos que destacados economistas presentan, me doy cuenta, que efectivamente Guatemala es un paÃs sólido aparentemente, es un paÃs fuerte, como me lo decÃa un amigo extranjero, “Guatemala es un paÃs rico con buenos números, su producto per cápita, su crecimiento, su endeudamiento, todo eso es perfectoâ€â€¦, pero también me comentaba que cuando recorre el paÃs, la pobreza es tal, que hay muchas áreas que rivalizan con Bangladesh.
Es importante reconocer que convivimos con dos extremos, la riqueza y la pobreza.
Eso me lleva a tratar de estudiar un poco la economÃa que tenemos, el modelo económico, sobre el que estamos parados y lo primero que sale a luz, es que somos el paÃs mas inequitativo de América Latina. Tenemos riqueza extrema que en los últimos años se ha multiplicando geométricamente, sin embargo como bien mencionó Vinicio Cerezo en la inauguración del Foro, nuestra pobreza es alta, para mi forma de ver las cosas es vergonzosamente alta.
El capital tradicional, el de privilegios, para blindarse y protegerse siempre ataca a quienes ponen estos temas en la discusión pública, les señala por su tendencia ideológica, les acusa de no saber cómo producir riqueza y pone a su servicio la maquinaria de comunicación que poseen para “defenderse†y seguir fortaleciendo un pensamiento dominante que aliena y evita que se les cuestione. Como mencioné al principio soy empresario y no puedo hacerme de la vista gorda ante la contundente realidad que nos abofetea todos los dÃas.
Es importante reconocer que convivimos con dos extremos, la riqueza y la pobreza. Asà como se evidencia la extrema pobreza también es necesario evidenciar la extrema riqueza, sobre todo por la enorme desigualdad que existe. Si en un paÃs hay gente que tiene mucho y muchos que tienen poco o nada, se debe revisar el modelo económico porque algo no anda bien.
 Una rápida radiografÃa de Guatemala, coincidirán conmigo, en que el paÃs no tiene salud, no tiene educación; a pesar de ser un paÃs joven, nuestros niños no tienen futuro. La informalidad es del setenta y cinco por ciento, no hay empleo digno en la calle, esas oleadas de jóvenes que se están incorporando a la economÃa del paÃs no saben a dónde ir o van para el norte o van para las maras, ese es el sistema educativo y económico que estamos desarrollando, uno que explota y expulsa a la gente.
El déficit presupuestario, ya es un chiste de todos los años, nunca tenemos ni una ejecución del presupuesto adecuada, ni una planeación, ni una discusión en los ejes que se tienen que discutir. Hoy estamos trabajando con presupuestos obsoletos y no sé qué va a suceder el año entrante pero los déficit son monstruosos asà como el endeudamiento. Hay economistas que pueden decir que el endeudamieto no es peligroso, pero no en la forma en que lo hemos acelerado en los últimos cuatro años, eso sà es peligroso.
Somos el único paÃs en América Latina que no tiene ley antimonopolio, eso es grave, aquà existen monopolios, existen carteles, existen privilegios que se manejan a su antojo, aquà hay productos esenciales que han quedado en manos de pocos, irrespetando la competitividad y lo que es la ley para el manejo de fijación de precios, en otras palabras, ponen el precio que se les da la gana.
En Guatemala existen mil trescientas empresas que, de acuerdo con un reporte de la SAT, no pagan impuestos, hay hidroeléctricas, mineras, monocultivos y cómo si eso no fuera lo suficientemente grave e inmoral, ya se está tramando, una nueva ley para extender esos privilegios por veinticinco años más ¿Vamos a permitirlo?
Regalamos nuestros activos… el agua no la legislamos, el subsuelo, ya vimos que las hidroeléctricas no pagan impuestos, les estamos regalando el paÃs, las frecuencias de radio, televisión y de telefonÃa las hemos regalado por veinticinco años cuando en otros paÃses latinoamericanos han sido millones los que se levantan por ese arrendamiento, son nuestros activos.
Con toda esta información ¿Qué es lo que trato de comunicarles? En realidad varios cuestionamientos que nos muevan a la acción. ¿Qué inversionistas podemos traer a este paÃs?¿Qué inversionista, con dos dedos de frente, puede venir a invertir dinero bajo estos esquemas? y eso que no he tocado los temas de justicia y de seguridad, pero eso es lo que tenemos y eso es lo que estamos atrayendo. Hoy, el Contralor General de la Nación está cuestionando lo que sucedió en el puerto quetzal, una autorización que dieron un miércoles santo, esa es una situación real. ¿Es culpa de los polÃticos? ¿Son algunas empresas cómplices? Claro que sÃ, pero siempre se debe analizar quién tiene el poder real.
¿Cuál es el modelo económico que necesita el paÃs y la región para el beneficio de la mayorÃa?
Otras inversiones como las hidroeléctricas y mineras ¿Qué nos han traÃdo? conflictividad social permanente, el gobierno ha tenido que llegar hasta el establecimiento del estado de sitio, en una afrenta directa para la población y a favor de las empresas. ¿Es ese el modelo de “desarrollo†que queremos seguir profundizando?
Cambiar el modelo polÃtico y económico extractivista no será fácil, pero exhorto a la sociedad civil de Guatemala, de Centroamérica y a cada ciudadano que desea una sociedad democrática, incluyente y competitiva a que no solo cuestionen el modelo polÃtico, el cual atrae siempre la mayorÃa de miradas, sino también el modelo económico. Ambos van de la mano, pero en los últimos años el polÃtico ha estado supeditado al económico.