Qué es Foro Regional Esquipulas?

El Foro Regional Esquipulas es una iniciativa de la Fundación Esquipulas para la Paz, Democracia, Desarrollo e Integración que tiene la misión de contribuir como un instrumento clave desde la sociedad civil, sirviendo como plataforma de encuentro para analizar, reflexionar, proponer y actuar en favor de la conservación de la paz, el fortalecimiento democrático y la  integración regional. Más que un evento es un proceso que contribuye con el desarrollo económico y social de la región.

Lee la presentación completa del Foro Regional Esquipulas FRE en el siguiente enlace presentacion-foro-regional-esquipulas

FRE2016 Conferencia "Los retos de la democracia" #NoSinMujeres por Flavia Freidenberg

En la VII edición del Foro Regional Esquipulas, en el marco del 30 Aniversario de los Acuerdos de Paz en Centroamérica, tres décadas de democracia y 20 años de la firma de la Paz en Guatemala, la Dra. Flavia Freideberg, especialista en reformas electorales y equidad de género, resaltó en su Conferencia "Los retos de La democracia" #NoSinMujeres la importancia de la participación activa de la mujer en la política  e identificó la paridad, los recursos  y la educación con perspectiva de género como algunos de los principales desafíos para lograr una democracia real.

Lea la conferencia completa de Flavia Freidenberg en el siguiente enlace fre2016-los-retos-de-la-democracia-flavia-freidenberg

#NoSinMujeres: https://www.youtube.com/watch?v=Tgmy-ipIjBI

 

Lagos: “Otros quieren construir muros, nosotros les enseñamos cómo construir puentes”

Ciudad de Guatemala, 27 de julio 2016. El ex presidente chileno, Ricardo Lagos, disertó en el VII Foro Esquipulas (FRE16) sobre la importancia que ha tenido el proceso de paz iniciado en Centroamérica y Guatemala hace tres décadas, como un precedente para toda la región.  “Esquipulas inició lo que ahora finalizará en Colombia, aquí inició el ciclo que está pronto a culminar por fin en la región”, dijo.

El ex presidente de la Concertación chilena puntualizó que mientras en otros países más desarrollados se plantea endurecer fronteras y resurgen nacionalismos que llevaron a guerras mundiales, en Latinoamérica se está trabajando para construir los puentes de rupturas que conflictos armados dejaron. “Somos un continente que ha logrado la paz por sí solo y es momento de seguir construyendo sobre los temas de nuestra propia agenda; la política del siglo 21 es regional, que cada país hable de forma dispersa es cacofonía”, dijo.

Democracia 2.0

Lagos nombró como “democracia 2.0” la nueva forma de política que deben llevar a cabo los países de la región, pasando de la democracia representativa hacia la participativa , con interacción en lugar de escucha pasiva y que aborde temas que les son comunes. “La distribución de la riqueza y reducir impactos en el cambio climático debe ser parte de nuestra agenda nacional, pero migraciones, drogas y seguridad es nuestra agenda regional; debemos brindar oportunidades y paz a nuestras poblaciones y que sean libres de ir a donde deseen buscarlas, es la base del respeto a la dignidad de las personas”, afirmó. 

30 años de paz en CA y 20 años de acuerdos de paz en Guatemala

EL FRE16 dio inicio con una presentación artística del colectivo Caja Lúdica en donde explicaron la iniciativa 30/20 de Fundación Esquipulas. Esta iniciativa busca  aportar ideas de reconstrucción social  para hacer de la paz y la democracia un ejercicio consiente de la tolerancia  para que las nuevas generaciones sigan caminando unidos.

Olinda Salguero, directora ejecutiva de la Fundación Esquipulas, expresó que “después de los acontecimientos políticos del último año es momento de reflexionar y pasar a un Estado de derecho inclusivo; encontrar puntos de coincidencia y concertación”, señaló. Por su parte, Vinicio Cerezo, primer presidente de la época democrática en Guatemala y promotor de la paz en Centroamérica, también indicó que la concertación es clave para continuar con los procesos de paz pero que para alcanzarla es necesario superar la desconfianza entre sectores. “La desconfianza absoluta entre sectores mina las posibilidades de llegar a acuerdos y conduce a la crítica y polarización sistemática”, dijo el ex presidente.

El FRE16 contó con la participación de Álvaro Arzú,  alcalde de Guatemala y presidente firmante de la paz, quien rememoró el proceso de la firma de los acuerdos de Paz y del presidente Jimmy Morales, quien  indicó que es clave un nuevo liderazgo y hacer un análisis objetivo de la realidad nacional para resignificar la democracia. 

Sin mujeres no hay democracia

Flavia Freindeberg, especialista en reformas electorales y equidad de género,  resaltó la importancia de la participación activa de la mujer en la política  e identificó la paridad, los recursos  y la educación con perspectiva de género como algunos de los principales desafíos para lograr una democracia real.  “Hay que cambiar los sistemas políticos que son retrógrados  y excluyentes, no es posible una democracia sin mujeres”, dijo la experta.  Freindeberg mencionó que la paridad es un reflejo de la igualdad  y aunque no es suficiente crear normas institucionales, ayudan a que más mujeres ocupen cargos de toma de decisión.  “El  50% de la población guatemalteca son mujeres sin embargo únicamente tiene un 14% de representatividad en el congreso; eso no es democracia”, expresó.

Una alternativa al fracasado modelo de desarrollo

Un modelo de desarrollo diferente al que han dejado los últimos 30 años fue una de las conclusiones a las que se arribó con el debate “Después del Tsunami, ¿Hacia dónde vamos?”, desarrollado con líderes de distintos sectores del país, como CACIF, IPNUSAC, FUNDESA, ICEFI y otros líderes de opinión y columnistas independientes. “Necesitamos un cambio político que contenga un cambio económico que le dé sostenibilidad y viabilidad”, dijo Jonathan Menkos, de ICEFI. Las propuestas del nuevo modelo planteadas por panelistas y comentaristas incluyeron desde una verdadera reforma fiscal y distribución equitativa de la riqueza, hasta el efectivo rol del Estado y políticas públicas de inclusión social. “Necesitamos construir un estado pertinente, eslabones de cohesión social donde el acceso a los activos y la educación sean las herramientas  principales” expresó Edgar Gutiérrez de IPNUSAC. Por su parte, Dionisio Gutiérrez, del sector empresarial dijo que Guatemala no tiene un modelo de desarrollo “lo hemos intentado pero aún nos hace falta”. Asimismo, Juan Carlos Zapata, de FUNDESA, dijo que “los diálogos deben de pasar de los escenarios a todos los demás espacios del país donde es necesario intercambiar ideas para construir propuestas”. Por su parte, Karin Slowing, ex secretaria de planificación, dijo que “el diálogo verdadero requiere que en espacios de decisión estén presentes todos los sectores, como los pueblos originarios y las mujeres, que digan con su propia voz lo que quieren y cómo lo quieren”.

Las opiniones fueron retroalimentadas con líderes de opinion interactuando en las redes sociales y todo el programa fue retransmitido en distintos centros educativos y sociales en Guatemala y otros países de la región.

El Foro “Resignificando la Paz y la Democracia” es el segundo de tres eventos organizados por la Fundación Esquipulas como parte de la Iniciativa 20/30 en conmemoración de los 30 años del establecimiento de la Paz en Centroamérica y 20 años de la firma de los Acuerdos de Paz en Guatemala.

Fotografías adjuntas: Foto oficial FRE16, Debate Nacional, Ricardo Lagos, Ex Presidente de Chile, Dra. Flavia Freidenberg, experta en Reformas Electorales y equidad de género. 

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Para mayor información RRPP KGR: Melissa Ríos (47702080) Fernanda Morales (59467778).

 

Lagos: “Otros quieren construir muros, nosotros les enseñamos cómo construir puentes”

Foto: Elizabeth Linares.

A 30 años de la paz en Centroamérica y 20 en Guatemala por Vinicio Cerezo

PRESIDENTE SANTOS, PRESIDENTE MORALES,
VICE PRESIDENTE CABRERA, AMIGOS EXPRESIDENTES Y VICEPRESIDENTES, AMIGOS TODOS

Señor Presidente Santos, La Fundación Esquipulas se siente profundamente honrada por habernos dado la oportunidad de ser la tribuna para trasladarle al pueblo de Guatemala, su voz, como mensajero de la paz y artífice de su voluntad política, de heredarle a su pueblo un legado imperecedero: la restitución de su sagrado derecho a transitar en paz los territorios de la reconciliación nacional y el desarrollo, exigencia impostergable de una América Latina que con su inmensa riqueza no puede desgastar a sus nuevas generaciones, en la confrontación y la guerra.

La Presencia del Presidente Santos el día de hoy, tiene que ver mas con el destino y la fortuna de nuestro futuro, que con la casualidad, porque el está encarnando hoy para Colombia el sueño que tuvimos hace 30 años los Presidentes Centroamericanos: Construir la Paz, para lograr la justicia a través de la convivencia y forjar una nación y una región diferente con el esfuerzo de todos, para beneficio de todos.

Y viene en el momento oportuno, para hablarnos de la esperanza, cuando nosotros estamos perdiendo la esperanza, hablarnos del fin del enfrentamiento, cuando nosotros estamos de nuevo enfrentándonos, como si estuviéramos atados al pasado y no pudiéramos embarcarnos todos en la búsqueda del futuro.

Nuestra experiencia es buena para aprenderla, por lo bueno que logramos y por lo que no pudimos hacer, pero la tenemos y queremos ofrecerla y brindarla para que el esfuerzo que usted está haciendo Presidente, sea útil para su pueblo y para la historia que usted está construyendo.

Hemos querido escucharlo, hemos querido que los pueblos de Guatemala y de Centroamérica lo escuchen para que levante de nuevo nuestra fe en nosotros mismos y en que podemos seguir siendo los sujetos de nuestra propia historia; en 30 años de Democracia, como nunca en la historia, a 30 años de la firma de Esquipulas y a 20 años de la paz los problemas que vivimos, la ausencia de un norte seguro y la falta de la cohesión y la confianza que dan el progreso, nos ha separado y podríamos regresar a la polarización y al enfrentamiento.

Y es que la ausencia de unidad, de acuerdos reales y de rechazo a la concertación sobre políticas de estado que beneficien al país y sus mayorías, nos hizo perder oportunidades que se presentaron por la democracia y la paz: Durante mi Gobierno quisimos contratar a la compañía SGS para controlar la defraudación Aduanera y la evasión Tributaria y la ausencia de acuerdo con el Sector Privado, evitó que termináramos con la corrupción, de la ahora denominda “la línea” y la defraudación Tributaria desde el 89,

perdimos 26 años. En la firma de la Paz se elaboró una agenda social, un objetivo tributario que hubiera resuelto el problema financiero que afronta ahora el Gobierno, y se planteó una Reforma Política que hubiera sustentado partidos comprometidos con el proceso de desarrollo; la falta de consensos, la desconfianza y una cultura del enfrentamiento nos ha hecho perder muchas oportunidades durante los últimos 30 años; esta es una lección que debemos utilizar.

El espacio histórico que por nuestra perversa deformación sociopolítica, ha alimentado la inequidad, la injusticia distributiva y social, debe reducirse cada día más; nos pasa ahora lo que el Poeta Rafael Landívar afirmaba, cuando desde su propia realidad colonial afirmaba. Parecemos mendigos pidiendo limosna, sentados sobre bancos de oro.

La paz, señor presidente, conceptualmente no debiera ser la inevitable consecuencia de la guerra, sino, la concertada y cierta realización de la Justicia y del progreso.

Por esa razón, no podemos desestimar ni estigmatizar, a quienes desde la rebelión armada, han reclamado en nombre de esas mayorías escarnecidas por la explotación, la reivindicación de las aspiraciones populares ni a los que acertada o equivocadamente, pelearon creyendo sinceramente que defendían la institucionalidad y nuestro sistema.

Al contrario, debiéramos animar con entusiasmo, a quienes desde su dirigencia viabilizan los diálogos de paz, para conformar la plataforma de un entendimiento que se realice en democracia y en los movimientos sociales y políticos, la posibilidad real de hacer del diálogo y la concertación la forma privilegiada y ojalá única de buscar los satisfactores sociales y responsabilidades del Estado frente a la sociedad, del individuo frente a la sociedad y el Estado, y del sector privado frente al Estado y a la Sociedad.

Lo que estamos viviendo me ha conducido a una Reflexión sobre el motivo de nuestras polarizaciones y enfrentamientos ya en tiempo de PAZ:

HICIMOS LA PAZ, firmamos los acuerdos pero no abandonamos la cultura del enfrentamiento, el lenguaje del enfrentamiento, los conceptos del enfrentamiento, la actitud del enfrentamiento y en el fondo de nuestros corazones se quedó el resentimiento, la cólera y la ausencia del perdón.
Entre las líneas de los acuerdos no se escribió el arrepentimiento, no por la lucha, no por atacar o defendernos, sino por haber actuado impulsados por la cólera y el odio que nos llevaron mas allá de la convicción y sin el arrepentimiento no existe el perdón, ni el cambio de actitud, ni el punto final.

Acordamos el cese del enfrentamiento, el fin de las hostilidades armadas, suscribimos amnistías y escribimos memorias del dolor y la tragedia, pero no creamos un sistema legal y jurídico que permitiera perseguir la crueldad y los abusos, independientemente del cumplimiento del deber o de los avatares de la guerra, que nos permitiera solo castigar a los culpables y no condenar a las instituciones ni a los inocentes; que nos condujo solo a perseguir a los hechores materiales y no también a los responsables intelectuales.

Acordamos una agenda para desarrollar procesos que enfrentaran y resolvieran los problemas sociales y económicos que también estuvieron en la base del enfrentamiento, pero no le dimos seguimiento y los dejamos abandonados con indiferencia, creyendo que el sistema por si mismo los resolvería, pero resulto que se agravaron y están de nuevo en la base de nuestros nuevos conflictos. Fue otra de las oportunidades perdidas por la falta de comunicación.
He reflexionado que muchos términos y conceptos hasta ahora aceptados por la ciencia social y las ideologías, que estuvieron en boga en la época de la guerra interna, pero que aún usamos en nuestros discursos y conversaciones, tienden a separarnos, a ofendernos, a enfrentarnos y que debemos trabajar para cambiarlos y dejarlos de usar, en la búsqueda de disminuir nuestras diferencias, las razones de nuestras cóleras y resentimientos, y crear un nuevo lenguaje de la convivencia, de darnos cuenta que navegamos en el mismo barco y que todos somos necesarios para llegar a nuestro destino.

Palabras como “Subversivos”, “Represivos”, “Oligarcas” “Terroristas”, “Comunistas”, ”Anticomunistas” son calificativos que forman parte de un lenguaje (que aunque tuviera una base sociológica) es de la época del enfrentamiento y de la división, deben ser sustituidas por otras palabras, como “opositores”, “autoritarios”, “Empresarios”, “inversionistas”, “Competidores”, para disminuir la carga ideológica y descalificadora, que al ofender al contrario conduce a los enfrentamientos o al menos, a la ausencia de la comunicación, porque su uso nos condujo a perder las oportunidades que nos dio el proceso histórico.

De igual manera a nivel internacional, en donde debemos de empezar a abandonar los lenguajes de la confrontación ideológica o de una visión histórica colonialista o de dominación, como “El Patio Trasero” de los Estados Unidos al referirse a Centroamérica o Latinoamérica,, “Imperialistas” al Referirse a los Estados Unidos de América.

El lenguaje condiciona nuestras relaciones y obstaculiza trabajar con un nuevo enfoque más global, más de intereses comunes, de problemas comunes como es el cambio climático o el terrorismo islámico, para acordar con propiedad, políticas como “La alianza para la Prosperidad”, “la Integración Regional” o el apoyo al fortalecimiento de las Instituciones de Justicia o la Lucha contra la Corrupción, que fueron antes imposibles, porque la guerra o las justificaba o las ocultaba.

El Esfuerzo señor Presidente debe ir mas allá de los acuerdos Políticos que terminen con el enfrentamiento armado; se trata de una campaña Civilizatoria que vaya a los problemas de fondo y no permita que por las calificaciones ideológicas o polarizadoras se oculte la verdad de las cosas, a las que le tenemos que empezar a llamar por su nombre.

La Paz no puede sostenerse sin poder ver hacia el futuro, sin justicia, sin inclusión, sin proyecto, la paz no puede sostenerse sin enfrentar y resolver el post-conflicto; por ello lo invitamos Presidente Santos, porque queremos que tenga éxito, logre la paz y encamine su país al reencuentro y a la construcción de la Gran Colombia con la que hemos soñado desde el nacimiento de nuestra historia.

Y cuando lo logre Presidente, lo esperamos aquí para que nos enseñe que el enfrentamiento fue inútil, que los cientos de muertos fueron una pérdida en vano, que el odio solo nos conduce al desaliento y a la desesperanza y que para salir adelante, solo será posible si nos perdonamos, si nos comprometemos a no volver a pelear peleas ajenas, a conocer el pasado para sepultarlo y soñar con el futuro.

Nosotros lo entendemos muy bien Presidente Santos, estamos a treinta años de haber firmado la paz en Centroamérica y veinte de firmar los acuerdos de paz en Guatemala, y quisiéramos tener un reporte de logros y no de frustraciones, quisiéramos trasladarle el ejemplo de nuestro propio ejemplo, pero todavía acusamos déficit de reconciliación y no digamos de justicia. Y lo que menos quisiéramos señor presidente, es que fuéramos un mal ejemplo y desestimular la firma de los acuerdos que devuelvan la paz a los colombianos.

Y no lo vamos hacer, le ofrecemos nuestro concurso para hacer de la paz en Guatemala un ejemplo donde el sentido de victoria o derrota no se traslade a los tratados y convenios. Donde la venganza no sirva para judicializar rencores ni sea pretexto para reavivar la confrontación y hasta la guerra, que la convivencia pacífica tampoco sea símbolo de servidumbre o de explotación, y que el desarrollo equilibrado de todos nuestros pueblos encuentren en la paz la razón de ser de tanta lucha y tomen como abono de esa reconciliación la sangre derramada por todos los bandos del conflicto armado.

Tanto como la propia guerra, los traumas del post conflicto, señor Presidente Santos, son tan complicados de prever adecuadamente, que pueden continuar siendo fuentes de confrontaciones, desencuentros e instigadores del retorno a la guerra. La sabiduría de anticiparse a la siempre impredecible conducta humana debe tener gran prioridad para evitar el desencanto.

Decía en una oportunidad el Presidente del Consejo Consultivo de la Fundación Esquipulas, licenciado Danilo Roca ¨¿Cuál es el sentido de la guerra?, si el recuento de todas ellas a través de la historia nos demuestra que después de cientos de miles y aún millones de muertes, siempre, indefectiblemente terminan en la firma de la paz ¨ .

Comparto con usted mi convicción, que la paz tiene sentido porque sienta las bases de una nueva concertación Nacional, en donde cada sector, cada grupo, cada partido, cada organización, cada persona hombre o mujer, cada grupo étnico y cada institución se pongan de acuerdo en el país que quieren y trabajen juntos para lograrlo y construirlo. Esta es la verdadera concertación. Esta será la verdadera Paz

Muchas gracias.

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Estado, Capitalismo y Democracia en América latina

Por Carlos Mesa Gisbert

Foto: Carlos MesaEs imprescindible hacer desde la historia una lectura de la realidad con serenidad y racionalidad para intentar una aproximación sobre Estado Capitalismo y Democracia en América Latina.

El mundo de hoy está dominado por la economía de mercado, por la ley de la oferta y la demanda y, en consecuencia, por la economía abierta. Anotemos aquí que las potencias más importantes del mundo, particularmente de Occidente, bien se cuidan de generar su propia lógica proteccionista cuando se trata de defender, por ejemplo, su producción agrícola, pecuaria y agroindustrial. Con esa constatación sabemos que la economía plenamente abierta no existe, pero sería miope no entender, a pesar de ello, que estamos dentro de un mundo globalizado independientemente de cuánto nos guste o disgusto ese hecho objetivo. Es dentro de ese escenario que tenemos que mirar a América Latina e intentar comprender lo que hemos vivido en los últimos veinticinco años en la región.

El proceso político que sustituyó a la visión neoliberal, defensora del mercado y de la economía abierta, vino acompañado de una realidad económica excepcional en la historia latinoamericana, particularmente en la historia de América del Sur. Es evidente que la llamada década dorada (2004-2014), tiene mucho más que ver con los países de América del Sur que con los países de América Central y el Caribe, pero en términos generales se trata de un momento de extraordinaria bonanza económica para la región. No podríamos entender la transformación latinoamericana desde el punto de vista político si no fuéramos capaces de comprender que esta vino acompañada de un momento económico muy particular. Para América del Sur especificamente es difícil encontrar una etapa de bonanza equivalente en todo el periodo Republicano. No estamos hablando del ciclo clásico de vacas gordas y vacas flacas, que lo hay, sino de un momento en el que las materias primas se convirtieron en verdaderas estrellas, multiplicando sus precios de modo exponencial como no había ocurrido nunca antes.

Si somos conscientes de que la explicación del proceso de transformación política no puede ir separada de la transformación económica, podremos comprender también cuáles son las razones que explican el éxito de nuestras cifras económicas y en particular sociales.

La declinación de la etapa neoliberal que tuvo su desarrollo más importante en la década de los años noventa estuvo ligada a una crisis de recesión en América Latina que se inició en 1998 y 1999 y que se mantuvo hasta fines del 2003, con un comienzo de recuperación en 2004 y una explosión de crecimiento en 2005. Esa situación fue clave para entender el giro ideológico, no por nada, coincide con esa etapa económica. No hay explicación política que no venga acompañada de una explicación económica.

Empecemos por una consideración imprescindible que es el contexto clave para avanzar en el tema. La lección más importante que aprendió América Latina en los últimos veinticinco años (1990-2015) es que la ortodoxia, los dogmas, aquellos artículos de fe de verdades reveladas casi religiosas vinculadas al viejo debate entre estatismo y privatización, a los marbetes de “neoliberalismo” y “socialismo”, fueron de hecho y en la mayor parte de nuestras naciones, interpretados y adaptados de acuerdo a la realidad de cada país.

Para comprender esto es imprescindible entender lo que representó el llamado período neoliberal, que logró resultados muy modestos en el ámbito de las mejoras sociales, en parte por su propia lógica intrínseca, en parte por las condiciones económicas externas e internas que vivió. Pero esa lectura sería sólo parcial. Esa corriente consiguió algo muy importante que fue comprender que el manejo ordenado serio y sensato de la macroeconomía es imprescindible, que manejar la macroeconomía con responsabilidad en términos incluso de recetas clásicas de carácter estructural, no es un pecado neoliberal sino una condición sine qua non para que la base de una sociedad, en la línea ideológica que esa sociedad escoja, pueda estar segura y contar con una certeza económica mínimamente sustentable. El manejo macroeconómico responsable, es una herencia incuestionablemente positiva de esa década denominada como neoliberal, incluida la satanización del término. Las poquísimas excepciones a ese aprendizaje no son la regla sino la excepción.

Es evidente que esa corriente tuvo defectos de fondo, dogmatismo y una mirada unilateral de las cosas y que no logró entender algo fundamental; El rol esencial del Estado, no solamente como regulador que era la gran ilusión neoliberal, sino como actor fundamental en el manejo, diseño y estrategia de la economía, pero sobre todo, en la asunción de sus responsabilidades sociales en educación, salud, infraestructura y saneamiento básico, por ejemplo. Y lo que es más importante en la redistribución de la riqueza.

Otra vez, toda esta lectura debe hacerse con la certeza de que no hay verdades absolutas ni verdades reveladas. No se debe afirmar que una receta fue un fracaso total y que por tanto hay que olvidarse de ella, ni decir que ahora (cualquiera sea el ahora) se tiene la panacea universal. Lo importante es aprender las lecciones de la historia y tomar aquellos elementos positivos que esas lecciones nos dejan, más allá de sus condicionantes ideológicos.

No hubiésemos podido lograr los incuestionables éxitos en política social que hoy podemos exhibir en América Latina, sino hubiéramos logrado una combinación vinculada a dos factores; uno dependiente de nuestro propio diseño de estrategia y otro exógeno que nos fue extraordinariamente favorable.

La primera premisa aprendida es que el mercado no es un buen asignador en términos de distribución social, sí lo es, en cambio, en la lógica de oferta y demanda que funciona en el ámbito del mercado en las líneas gruesas de la economía, pero no para los objetivos fundamentales de una sociedad que busca la felicidad y que busca, hasta ahora sin éxito, reducir drásticamente las graves desigualdades existentes.

En la primera década del siglo XXI los movimientos políticos progresistas que sustituyeron la tendencia neoliberal, reposicionaron al Estado. Ese resposicionamieto tiene diferentes matices, que van desde el estatismo secante, pasando por una presencia significativa del Estado, hasta una presencia parcial de este.

Hagamos una precisión. Cuando hablamos hoy de América Latina, hablamos de modelos tan disímiles como el venezolano y el mexicano, como el boliviano y el colombiano, como el hondureño y el argentino. Tenemos en ese escenario varios gobiernos que siguen rigurosamente una lógica liberal, a la que podría añadirsele el prefijo “neo” -tema a debatir-. Por tanto, no sería correcto afirmar que las transformaciones ideológicas que se han producido han modificado el escenario del conjunto regional. En los veinte países que podemos definir como parte de América Latina hay un número significativo que no están involucrados en un modelo como el que están siguiendo Bolivia o Ecuador, para poner dos ejemplos evidentes cuyos resultados son exitosos hasta hoy. Podríamos mencionar a países como Perú y Colombia que han desarrollado un proceso y proyectos políticos que no están ligados a la estatización o a la nacionalización de los recursos naturales, pero que sí tienen una mayor presencia del Estado en el área de la salud, de la educación y en lo que conocemos como transferencias condicionadas o bonos, que contribuyen a una inversión social significativa. Son también ejemplos de éxito. En general, más allá de modelos políticos específicos, el círculo virtuoso estuvo vinculado a recuperar al Estado en aquellas responsabilidades sociales que debe tener y contó con la buena fortuna de que los precios internacionales de las materias primas están en unos niveles absolutamente espectaculares. El resultado de diez años sostenidos de este escenario está a la vista.

Las cifras de éxito de la lucha contra la pobreza en naciones adscritas al llamado “socialismo del siglo XXI” son incuestionables, pero la pregunta de fondo sigue siendo la misma: ¿Hemos aprovechado en la lógica de nuestro sistema productivo, de crecimiento y de desarrollo esta década dorada? Una lectura de temas estructurales conduce a responder que no de manera equivalente a lo que hemos conseguido en el ámbito social. En lo social hemos logrado una mejor distribución, todavía muy lejos de la ideal, cifras notables en la lucha contra la pobreza, la generación de una nueva clase media que ha ampliado la base de este sector y hemos logrado entender que hay una responsabilidad que el Estado no puede dejar y que parece que ninguna apuesta liberal pueda destruir. Se ha roto el dogmatismo de que el Estado debe sacar la mano y dejar que la iniciativa individual y las fuerzas del mercado organicen la sociedad. Pero en muchas naciones hemos roto también la deificación del Estado. Convertir en mito al Estado como acertadamente lo criticaba Octavio Paz, que lo definía como el Ogro Filantrópico. Allí estaba el imperial PRI de los setenta años en el gobierno, que ya nada tiene que ver con la situación de México hoy. No queremos un Ogro Filantrópico, necesitamos un Estado comprometido con los desafíos de la sociedad, con los de la economía, con los del desarrollo y separado de la idea absurda de que el estado lo debe hacer todo y lo debe dar todo.

América Latina no está dentro de una burbuja sin vínculo alguno con el mundo real. Ese mundo es el de la economía abierta, del mercado, de la competencia, del desarrollo científico, tecnológico, innovador e investigativo. Podemos hacer muchas críticas al mundo occidental y al capitalismo y, por supuesto, a aquellas naciones con la nostalgia del imperialismo. Podríamos ampliar esas críticas también a ciertas tendencias y actitudes económicas y pòlíticas en determinos países de Asia. Pero esas críticas no pueden dejar de lado la realidad. La vanguardia de la investigación, del desarrollo tecnológico y del desarrollo científico está en Estados Unidos, en Europa y en varios países de Asia. Baste ver el caso de China que a pesar de su dictadura política se mueve dentro de un esquema de economía de mercado y de libre oferta y demanda, es decir, en el más absoluto capitalismo. El mundo capitalista ha logrado extraordinarios éxitos en el desarrollo científico y tecnológico que no podemos obviar. Debemos preguntarnos por qué razones eso ha sido posible, cuáles han sido los instrumentos que han permitido que vayan de la mano el crecimiento económico y el desarrollo de la investigación, ciencia y tecnología. Podríamos hacer una larga disquisición de carácter ideológico y ponernos en la visión marxista para dar respuestas, pero en última instancia es menester reconocer una realidad en la que ya no hay blancos absolutos ni negros absolutos, sino una importante gama de grises en las que nos tenemos que mover.

Sin duda, vale la pena repetirlo, debemos cuestionar el proteccionismo que está desarrollado de manera exacerbada por Estados Unidos y Europa, que proponen y ejecutan proyectos y convenios de libre comercio bilaterales o multilaterales, pasando por alto derechos de autor, derechos intelectuales, las riquezas de nuestra biodiversidad, que no son consideradas como parte inviolable de nuestro patrimonio etc. Son algo más que matices en cuanto a qué debemos tomar y que no de ese modelo.

En 2015 la caída internacional de los precios de las materias primas, está representando una caída de entre el 20% y el 35% por ciento de los ingresos por exportaciones de varios países, particularmente en América del Sur. Ese impacto demuestra que seguimos atados al dogal de la producción de materias primas como la base fundamental de nuestro aparato exportador. Pongamos como ejemplo una nación como Chile que recibe el 50% de sus ingresos por exportaciones del cobre (2014), algo parecido pasa con el Brasil que ingresa el 47% por exportaciones de sus productos primarios (2014). Vale la pena en este punto hacer una mención especial al país excepción. Una nación que atraviesa un serio problema institucional y estructural como México es, sin embargo, desde el punto de vista económico el país más fuertemente diversificado de toda América Latina. México ha vivido la experiencia paradójica, de estar atada a la locomotora estadounidense, que cuando ha desarrollado y crecido ha ayudado a México a una importantísima diversificación industrial, aunque es cierto que un receso estadounidense afecta a la economía mexicana. Esos hechos determinan hoy que el 87% de las exportaciones totales de México son manufacturas (2015). Brasil, en cambio, tiene mercados mucho más diversificados, pero una dependencia mucho más fuerte de la producción de materias primas que México.

No hay recetas únicas, lo que hay es la necesidad de entender en qué escenario nos movemos, cuáles son los elementos que limitan nuestra capacidad de desarrollo y reconocer que nuestros éxitos no son solamente producto de nuestras grandes genialidades ideológicas, sino que tienen que ver con un contexto internacional más o menos favorable. Es en ese contexto y en cada circunstancia que debemos saber aprovechar nuestras oportunidades de manera integral.

Hemos logrado avances significativos en términos sociales, pero en términos económicos, en la reformulación de nuestra matriz productiva, en el incremento de nuestra inversión pública en innovación, ciencia, investigación y tecnología, no hemos sido capaces de entender cuán grande es la brecha que nos separa de los países más desarrollados y cuáles son los desafíos que tenemos para lograr esa transformación.

¿Podemos llevar adelante una transformación innovativa, de tecnología y de investigación por nosotros mismos sin la participación de inversión extranjera? Sería imperativo responder que esa inversión debe pensarse no en términos de montos invertidos, sino en un ambiente que nos permita combinar esos aportes con transferencia tecnológica, más allá de los impuestos que les cobremos a esas empresas. ¿Cuál es la lógica que nos permite establecer una base industrial que esté acompañada de innovación? ¿Tenemos el tiempo suficiente, o vamos a tener que dar un salto pasando por alto determinadas etapas que la lectura tradicional, tanto cepalina como marxista nos planteaban? La industrialización entendida como industria pesada, probablemente en el siglo XXI debe verse de otro modo y ya no como una condición imprescindible hacia la que cualquier país debe apuntar.

Pero volvamos a la valoración de este último cuarto de siglo en función a los resultados logrados. Si buscarámos demostrar el éxito del liberalismo podríamos poner un par de ejemplos, si buscáramos demostrar el éxito del estatismo y el nacionalismo, podríamos mostrar también un par de ejemplos, lo que daría lugar a equívocos. Por eso es imprescindible hacer una lectura intelectualmente honesta de la realidad latinoamericana que sea capaz de entender y aceptar aquello que tiene que ver con la acción positiva de nuestros gobernantes y aquello que nos cayó del cielo y aprovechamos con más o menos éxito.

El escenario internacional no va a cambiar dramáticamente, no da la impresión de que los mecanismos mediante los que funciona hoy la economía vayan a transformarse, por lo tanto ese es el escenario que vamos a tener que encarar y en el que nos vamos a tener que conectar e insertar.

A la vez, empezamos un ciclo de desaceleración, en el que probablemente no estaremos en grados dramáticos de recesión contractiva que nos coloque contra la pared, pero es obvio que el escenario de la década dorada se terminó y que tenemos que ser capaces de dar respuestas a ese nuevo panorama. Eso implica dos desafíos fundamentales a las economías de América Latina ¿Qué hacer con la expansión del gasto en administración? ¿Qué hacer con la vigente expansión de la inversión? porque hay que subrayar que América Latina no solamente incrementó gasto, incrementó inversión productiva, en infraestructura y en comunicaciones; pero esos rangos de inversión van a necesitar ser reevaluados.

La siguiente pregunta es ¿Tendremos las condiciones para llevar adelante procesos de inserción social tan espectaculares como los que hemos logrado en la década dorada? La respuesta es compleja, porque la pregunta es si nuestras transferencias condicionadas, que son ya parte estructural del funcionamiento de la sociedad, son estructurales a nuestros presupuestos estatales. Todavía no está claro, es algo que tendremos que ajustar a medida que vayamos conociendo los datos objetivos que nos permitan entender cuáles van a ser las consecuencias de la desaceleración económica de China y el estancamiento europeo, pero también tendremos que valorar el hecho de que Estados Unidos está creciendo de manera razonable.

El otro aspecto al que tenemos que ponerle atención es ¿Logramos los países de América Latina hacer una distinción entre nuestra capacidad exportadora y la salud de nuestra economía? La idea de que al desmoronarse las exportaciones se desmorona el funcionamiento del Estado y de la sociedad ¿es correcta?. Si logramos crear una masa crítica de demanda interna adecuada podemos contrarrestar la caída de nuestras exportaciones balanceada por nuestra capacidad de generar ingresos. Allí entra la gran pregunta de la fiscalidad. Tanto desde el punto de vista del salario como generador de demanda, como desde el punto de vista de los tributos, la región debe hacer una valoración de su economía considerando la dramática realidad de la economía informal. Casi el cincuenta por ciento de la economía latinoamericana es informal (47,7% en 2012), la importancia del salario en esa estructura es distinta y lo es también la de la presión fiscal para lograr ingresos más saludables para el Estado. No estamos hablando de la informalidad económica como una excepcionalidad sino como una regla, ¿Cómo enfrenta una sociedad y su Estado a una economía basada fundamentalmente, o cuando menos en una parte significativa, en la informalidad? ¿Se pueden encontrar respuestas a esos desafíos dentro de la ortodoxia para conseguir incremento de la fiscalidad?. Esto no quita un objetivo fundamental, el incremento de impuestos o la lógica de la progresividad del impuesto para los que más tienen. No hay políticas que funcionen en esa dirección. Pero llevar adelante esas iniciativas debe plantearse la realidad de la amplia brecha entre los sujetos tributarios y los no tributarios en el contexto de la gran informalidad. Cualquier modelo económico latinoamericano debe considerar y aceptar lo que significa el factor de la informalidad para las proyecciones generales del desarrollo regional. Todavía no hemos descubierto los indicadores adecuadamente creíbles que nos permitan hacer un balance entre una y otra economía.

Primera conclusión: no hay que atarse a ortodoxias, ni a verdades reveladas, ni a fe ciega tanto en términos políticos, como económicos y sociales. Lo que hemos aprendido en América Latina es la flexibilidad, sin demagogia, de cuáles son nuestros méritos intrínsecos y cuáles los elementos externos a nuestras propias acciones.

Segundo: hay resultados interesantes que rescatar de la economía liberal y los hay en la economía estatista. Hay también una convergencia entre los dos modelos que tiene que ver con la responsabilidad social. Hay que reconocer aquí que aquellos países que han apostado por un Estado más fuerte, han logrado resultados sociales más rápidos, pero eso no quiere decir que los otros países que no han hecho ese camino hayan olvidado completamente su responsabilidad, las transferencias condicionadas, para poner un ejemplo, están tan vigentes en países que se podrían definir como de izquierda como en aquellos que se podrían definir como de derecha. La respuesta al desafío social sigue teniendo una tarea no realizada, la velocidad para reducir la desigualdad no es lo suficientemente intensa como la que requerimos, en este punto seguimos teniendo serios problemas.

Tercero: el nivel de incorporación de masas significativas que pasaron de la pobreza a la clase media que fue muy importante es una realidad muy precaria. Una caída significativa de indicadores económicos podría provocar que millones que están hoy en el borde de la clase media pueda estar dentro de cinco años otra vez en el borde del otro lado, en la línea de la pobreza.

Cuarto: seguimos atados a un modelo productivo que no ha sido capaz de renovarse con propuestas que puedan dinamizar su crecimiento. Hacer como Noruega, Australia o Canadá que son exportadores de materias primas pero con un alto nivel de valor agregado muchísimo mayor que el que tenemos los países de América Latina.

Quinto: punto en el que estamos absolutamente trabados –sin mencionar lo obvio,   la educación, uno de los grandes problemas de América Latina: cantidad pero no calidad-. No parece que estemos dispuestos a entender en qué consiste la inversión en investigación, tecnología e innovación. Esos tres elementos no son menores, son fundamentales. Probablemente la respuesta es una combinación. Tenemos que hacer un esfuerzo compartido. No hay que satanizar per se la idea de la inversión externa, hay que darle una racionalidad en cuanto al beneficio de las partes, el que invierte y el que recibe la inversión, y sobre todo a la posibilidad de transferencia de tecnología que traen las trasnacionales. Es fundamental también aquella que se puede transferir de Estado a Estado y, finalmente, el esfuerzo de la inversión estatal directa en esos tres aspectos.

Sexto: la integración. Ninguno de estos mecanismos puede entenderse sino no nos entendemos como un conjunto. Probablemente vamos a llegar más rápido a la innovación, a la tecnología y a la investigación, cuando desarrollemos políticas comunes en esa dirección con metas comunes a todos. El proceso de integración para un crecimiento intra América Latina y extra América Latina es imprescindible desde el punto de vista de la economía.

No sé si podríamos llamar sólo capitalismo a lo que estamos viviendo en este siglo, lo podemos llamar globalización, economía abierta con sus restricciones de proteccionismo en una particular esquizofrenia, pero ese es el mundo que nos ha tocado vivir. Reconozcamos en ese ambiente económico que América Latina tiene méritos y defectos, ha logrado coronar metas y tiene frustraciones, pero hay factores que no están vinculados exclusivamente a la ideología, sino también a las condiciones de ese mundo globalizado. No somos ajenos a el y vamos a recibir sus beneficios y golpes en dimensiones y proporciones muy parecidas mientras no nos decidamos a ser actores plenos de su funcionamiento.

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Transformaciones políticas y económicas en Latinoamérica

Por Ricardo Patiño

Sobre el tema de las transformaciones políticas, económicas y sociales en Latinoamérica y voy a organizar la ponencia en un conjunto de conceptos que pueden entenderse en forma separada, pero que mejor se entienden en su integralidad y complementariedad.

La receta neoliberal fracasada es la que pone en punto, como algunos decimos en punto de caramelo, el inicio de procesos de transformación en democracia y en paz en nuestra América Latina y Caribeña, el paradigma que la doctrina económica neoliberal ha simplificado en una frase que suena bonita pero que en  su aplicación es un suicidio social.

¿Cuál es esa fase neoliberal? “El mejor estado es el que no existe” o dicho en palabras de Adam Smith: “Dejar ser, dejar pasar”. La acción, dice que esta teoría individual sin cortapisas ni regulaciones, nos proporcionará el mayor estado de bienestar posible y de libertad. En función de esto recomienda:

Una a una, las sociedades latinoamericanas y pondré dentro de un momento las cifras para recordarlas, fueron cayendo en agudos períodos de crisis que empobrecieron a nuestros pueblos hasta llevarlo incluso, como en el caso de mi país, el Ecuador, a un éxodo masivo de la población, más de un millón de ecuatorianos salieron entre 1999 y 2004, el 10% de la población total de mi país con las terribles consecuencias, en términos de desestructuración familiar, aunado a los problemas de radicarse irregularmente, en países en los que no cuenta con una red familiar tan importante para el desenvolvimiento de la vida de los seres humanos.

Los efectos devastadores de la aplicación de la política neoliberal se han sentido en cada uno de los países de nuestra región y ni siquiera, los potenciales beneficiarios de esas recetas, esto es la banca y las grandes empresas que se turnaron en el poder en nuestros países, ni siquiera ellos pudieron beneficiarse de los privilegios que esa política neoliberal le daba. ¿por qué?: porque la crisis empobreció tanto a la sociedad, desde el punto de vista empresarial, que redujo la capacidad de consumo de la población y produjo una desaceleración económica, desempleo y finalmente la deslegitimación de esos partidos políticos y sus gobiernos que fueron cayendo, uno a uno, como un castillo de naipes en nuestra región.

Quiero recordar, para que hagamos memoria, porque esto ha pasado recién,  ¿cuáles han sido algunos de los cambios de los nuevo partidos en el poder?, cambios que han hecho transformaciones radicales en los inicios de este siglo; es prácticamente una presencia política fundamental que se da un año tras un año en América Latina, particularmente en América del Sur pero también en América Central y el Caribe.

Comenzamos con el presidente Hugo Chávez Frías que triunfa en 1998 en Venezuela y se mantiene, como consecuencia de varias reelecciones, en el gobierno hasta que fallece en el año 2013, luego, es elegido un representante de ese mismo proyecto, Nicolás Maduro y de ahí vienen los años sucesivos.

En años anteriores estaba Bharrat Jagdeo en Guayana y Ronald Venetian en Surinam; prácticamente una sucesión permanente en toda la primera década del siglo XXI, de gobiernos que tenía un signo político totalmente contrario a los proyectos neoliberales que quisieron imponerse en nuestra región, proyectos que en algunos casos se impusieron y después fueron desarticulados por estos gobiernos porque había sido absolutamente desastrosos para la vida de la gente y en algunos casos en que los proyectos, como el caso del Ecuador, no logró ponerse plenamente porque las movilizaciones de la sociedad ecuatoriana, como en otros países también, evitaron la consolidación de los proyectos neoliberales. Diez de los doce países suramericanos tienen un vuelco impresionante a sus regímenes políticos, desde el neoliberalismo hacia gobiernos nacionalistas o declaradamente revolucionarios, han tenido resultados tan exitosos que, prácticamente en todos los casos, han sido reelegidos sus presidentes o los partidos en el poder. En todos estos ejemplos o datos que yo les he dado, se produce reelección:

Fernando Lugo no tuvo esa suerte ni tampoco Mauricio Funes. Estamos hablando entonces de procesos que han estado absolutamente articulados a sus pueblos, con errores por supuesto, no hay gobierno perfecto pero que han representado legítimamente y han sido consecuentes con los intereses de su pueblo.

Esto significa la apertura de un espacio político también para las legítimas demandas de quienes habían sido invisibilizados y marginados por aquellos gobiernos que privilegiaron la voz de las élites y del capital, como lo ha dicho y lo ha reiterado el ex presidente Cerezo aquí, quien decía: “esta democracia es lograda por nuestro pueblo. No es lograda por los políticos que en algún momento estamos en el gobierno temporalmente, provisionalmente, son las luchas, las conquistas de nuestro pueblo, esa lucha que, en muchos casos es anónima que no se reconoce públicamente, pero que es en la que fue consolidando, fue fraguando la libertad, que fue fraguando la democracia, que fue terminando con las dictaduras aberrantes en nuestros países, la que fue creando las condiciones para que ahora podamos construir, como si queremos efectivamente, nuestras nuevas realidades en forma democrática y en paz. La integración latinoamericana ha potenciado, ya sea protegiendo o estimulando el desarrollo de esas transformaciones”.

La mayor parte de las cumbres y eventos regionales de la última década, han cambiado radicalmente la agenda y la orientación de las decisiones que se toman, o sea las cumbres de nuestra región y particularmente en la OEA.

En lo político hemos sido capaces de defender nuestras democracias ante intentos de desestabilización como en los casos de Bolivia, Venezuela y Ecuador, aunque dichos intentos de desestabilización si fueron exitosos en Honduras y en Paraguay desgraciadamente.

Algo impensable para la OEA fue que hace15 años se frenara a raya al Reino Unido cuando amenazó, por escrito, a nuestro país en el 2012 por violar la inmunidad de nuestra sede diplomática en Londres. Incluso, antes de conceder el asilo a Julián Assange, tanto el ALBA, UNASUR, CELAC y la OEA le dijeron al Reino Unido: “usted podrá ser o haber sido un gran imperio, pero a nuestra América y a ese pequeño país que es el Ecuador, usted lo respeta”; nunca más se atrevieron, a siquiera amenazarnos con entrar en nuestra sede.

Obligamos a varios países europeos a disculparse con el presidente Evo Morales después de la insolencia, de la actitud prepotente y violatoria de los convenios internacionales, que obligaron, al avión en el que se desplazaba a descender en un país europeo, habiendo despegado de la capital rusa, porque sospechaba que en su interior estaría Edward Snowden.  Ese agravio, contra Evo Morales, contra el primer presidente indígena de nuestra región, tuvo que obtener las disculpas de los países europeos que lo cometieron; eso también es consecuencia de la fuerza política de la región.

Preservamos el derecho a Argentina de renegociar su deuda externa evitando que una decisión de un juez local, nosotros le decimos cantonal, o sea de una pequeña ciudad o gran ciudad de Estados Unidos, no importa, de decidir que la reestructuración de la deuda externa de Argentina no valía.  Ese juez decide unilateralmente sobre decisiones relacionadas al pago a acreedores argentinos, violando la soberanía de ese país.

De igual forma en la séptima cumbre de las Américas en Panamá, también evitamos que se consumiera la decisión unilateral de Estados Unidos de sancionar a Venezuela y aislarla de la comunidad internacional porque no le gusta el gobierno que ese hermano país tiene.

Allí, donde antes había una región atomizada y dividida, las élites del poder mundial encuentran ahora, una región bastante más articulada y no quiero decir, tampoco, que está indisolublemente unida porque si hay todavía algunas dificultades para cuajar esa estrecha unidad entre nuestros gobiernos, pero sí podemos decir que mucho más articulada y solidaria entre los países que antes;  ahora nos entendemos, nos vemos, nos visitamos permanentemente los representantes de los gobiernos de los países latinoamericanos y caribeños y nos damos la mano, buscando  la solución en paz y democracia a los problemas que se suceden entre nuestros países.

Aunque han habido históricamente, diferencias territoriales, de límites y de otra naturaleza y sin embargo hemos logrado construir, esto es de lo más importante y hay que destacarla, hemos logrado construir estos cambios que todavía no se dan en todos los países y esto es un enorme valor que tenemos que protegerlo y cuidarlo: la democracia y la paz ligada a la integración latinoamericana.

Este nuevo momento, al que el presidente Rafael Correa llama “no una época de cambios, sino un verdadero cambio de época”, se produce porque concluye históricamente, esto es conveniente tenerlo presente, un proceso de integración que necesitaba la unidad de América del Sur para cerrar el círculo que ya había iniciado el SICA en Centroamérica y CARICOM en el Caribe, mientras nuestra América del Sur, lamentablemente después de muchos intentos, no había logrado unirse. Finalmente en el 2008, vean ustedes y recordemos cómo iba gestándose el triunfo de gobiernos nacionalistas y patrióticos en nuestra América: 1990, 1998, 2002, 2003, 2004, etc., se van creando las condiciones de este nuevo liderazgo latinoamericano para crear UNASUR. En el año 2008, los países sudamericanos se constituyen en UNASUR que inicia la conformación, hasta ahora de 12, el Consejo Sudamericano que va desde el Consejo de la Defensa, Infraestructura, temas sociales incluso, hasta un Consejo Electoral Sudamericano que incluso nos permite recuperar nuestra autoestima.

Yo no recuerdo la información para todos los demás países pero lo quiero decir para el mío, en el Ecuador hasta antes de que existiera UNASUR, se hacían las elecciones y el Consejo Nacional Electoral decía quien era el ganador y quien era el perdedor y la sociedad ecuatoriana decía: “bueno sí, pero vamos a ver que dice la Unión Europea”, o sea, mientras la Comisión de Observación de la Unión Europea no dijera que los comicios eran válidos, que todo había sido correcto y que no había habido ninguna trampa, parecía que éstos no valían; imagínense ustedes, estamos sometidos culturalmente a que los países, que además nos habían sometido durante mucho tiempo, que habían sometido al sur del mundo tanto a América como al África, nos dijera:¡sí! Está bien, ustedes hicieron bien, valen las elecciones. Esa vergüenza histórica la hemos corregido, ahora, UNASUR y CELAC tienen que ir construyendo su propio organismo de observación y de acompañamiento electoral que nos permita, a nosotros mismos como países soberanos, decidir cuándo nuestras elecciones son absolutamente legítimas.

El panorama quedo entonces preparado, queridos amigos, para el surgimiento de la CELAC, de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, un nacimiento histórico, maravilloso que se produce entre el año 2010 y el 2011 y que lo conforman 33 países: toda América, menos Canadá y Estados Unidos, con una población de 600 millones de habitantes y con un producto interno bruto de más de 6 billones de dólares, esto es 6 millones de millones de dólares, ¿cuánto significa 6 billones de dólares?: el sesenta por ciento del producto interno bruto de China, sabemos el gigante que es China, el triple de la producción Rusa.  Además somos el mayor productor de alimentos del mundo y el tercer mayor productor de energía eléctrica del mundo.

Las transformaciones políticas y económicas que se produjeron en nuestra región tienen algunos elementos comunes que considero importante destacar en esta presentación: si el proyecto político neoliberal apuntó hacia la estrangulación de la acción política del Estado, la prioridad para los gobiernos progresistas de la región han sido las siguientes:

También lo que hemos hecho es regular los mercados, ¿hasta cuándo los mercados van a imponerse ante la sociedad? Muchos países hemos tomado decisiones, por ejemplo me decía el ex presidente de Bolivia: “el presiente Evo Morales dicta un decreto en el que establece: puede ser nuestra tasa de interés de los préstamos, en general, muy altas pero el préstamo para vivienda de interés social se paga, máximo, con el cinco por ciento de interés anual y no hay que dar el veinte por ciento de entrada para que las familias tengan derecho a tener una casa propia”. Este es solamente el ejemplo de Bolivia de muchos otros, de muchos de nuestros países en lo que ahora sí, con una decisión soberana, podemos regular los mercados.

Antes era el cuco, era prohibido, era inaceptable que si le decías algo a los banqueros, que si se le preguntara siquiera algo, simplemente teníamos que someternos a ello, ¿por qué?, porque además ellos eran los Ministros de Finanzas. En nuestros países, en muchos de nuestros países, durante décadas estos ministros han sido los representantes de la banca; la banca puede hacer su negocio, pero no puede imponerse a la sociedad porque en la medida en que recoge los ahorros de la sociedad tiene demasiado poder y ese poder hay que regularlo y hay que controlarlo. En otros países, el caso del nuestro por ejemplo, incluso, por una decisión constitucional de la Asamblea Nacional Constituyente los banqueros no pueden tener ningún otro negocio, ¡ninguno!, antes tenían el suyo y un montón a los que les prestaban la plata de los ahorristas, eran créditos vinculados. Ahora no solamente están prohibidos los créditos vinculados, sino que está prohibido que un banquero que tiene una posición hegemónica en un banco, tenga ningún otro negocio, en primer lugar para democratizar la economía y en segundo lugar para que no se lleven los recursos de los ahorros de la ciudadanía hacia sus empresas vinculadas.  Por supuesto, las particularidades no pueden ser ignoradas, cada país hace lo suyo no hay copias, no hay modelos que imitar, hay referentes que tener en cuenta y de los que hay que aprender pero en ningún caso de imitar, pero prevalece sin embargo una misma disputa, las elites contra las mayorías, el capital tratando de imponer sus intereses sobre los seres humanos y el mercado sobre la sociedad.

¿Y cuáles han sido las principales transformaciones que hemos vivido en nuestra América?: en primer lugar, recordar que hemos impulsado todos estos cambios en los países progresistas y revolucionarios de nuestra América en paz y en democracia, no lo olvidemos, tenemos que cuidar esos valores enormes de la sociedad pero elaboramos nuevos marcos constitucionales.

En nuestros países no era posible gobernar porque habían tantos grupos de poder dispersos que cada uno se habían apropiado de un pedacito de la sociedad; un gobernante por más buena voluntad que tuviera, por más leal que fuera el pueblo, no podía hacer nada. Nosotros tomamos la edición, en el primer día de llegada el gobierno, el presidente Correa dictó un decreto convocando a la Asamblea Nacional Constituyente para cambiar una Constitución que no permitía gobernar porque estaba repartida en pedacitos de poder en todas las elites de nuestro país y también, modificar leyes, como aquella que le comentaba su momento, que establecían, digamos, un resultado paralizante en la sociedad.

Otras importantes decisiones que han ido tomando nuestro gobierno es reapropiarse, por parte del Estado, de los recursos naturales y de los recursos estratégicos. Un ejemplo es Evo Morales, ya que en Bolivia se había privatizado muchísimas empresas, como el agua, pero la reapropiación de los recursos en muchos de nuestros países han permitido que los recursos naturales, especialmente lo que están en el subsuelo, ahora puedan ayudar a financiar las políticas sociales y económicas de nuestros gobiernos.

Se adaptaron también, una serie de medidas que apartaron al capital financiero de las decisiones sobre la economía nacional. Hay muchos países que tomaron decisiones sobre su deuda externa, en el caso de nuestro país tomamos la decisión, a la mitad del primer año de gobierno, de hacer una auditoría integral de la deuda externa y descubrimos tal cantidad de irregularidades y de ilegalidades que el presidente Correa apenas recibió el informe, me tocó a mí presidir aquella Comisión de auditoría. Al Presidente Correa le correspondió decir que determinadas partes de las deudas no se iban a pagar y exigimos a los tenedores de esos bonos que nos entreguen los bonos con el treinta por ciento de su valor; con esta decisión le ahorramos al Ecuador 9 mil millones de dólares con una deuda externa que se pagaba al 12%, mientras que en el mercado se cobraba el 2% o el 1%.  Este tipo de cambios fundamentales que se hicieron también en Argentina y en algunos otros países, ha permitido liberar a nuestros países de recursos que anteriormente estaban absolutamente entregados a las elites internacionales y también a sus representantes nacionales.

En relación a esto, quiero también hacer mención de algunas cosas que tienen sentido común, tiene que ver con la utilización de los recursos financieros del Estado; nuestro país tenía algunos miles de millones de dólares entre 3,000 y 5,000 millones de dólares de los fondos de la seguridad social,   ¿saben dónde los tenían depositados?: en el Chase Manhattan Bank, en el Deutsche Bank, en el JP Morgan; ¿cuánto recibían por ese depósito?; lo depositábamos en esos bancos porque además así, los banquero que habían estado en el gobierno, habían puesto las leyes para que no hubiera otra alternativa para los gobiernos que poner esa plata depositada en lo que se llaman los bancos triple A, ¿cuánto recibía el Ecuador por ese depósito?:  0.2 o 0.3% de interés anual y al mismo tiempo, los gobiernos se endeudaban con ellos mismos al 8 ó 10%, o sea que nos pagaban un 0.2% y nos prestaban nuestro mismo dinero a un 12%; un verdadero atraco.  Es de sentido común, no hay que ser economista, no hay que ser máster en finanzas, cualquiera de nosotros lo sabría, el Ecuador tenía más de 3,000 millones de dólares en esos depósitos y tenía justamente tres mil millones de dólares que recompramos para impedir ese tipo de comportamiento estatales absolutamente ridículos, absolutamente antipatrióticos; hay que continuar corrigiendo en toda nuestra región y esos ejemplos hay que ponerlos al conocimiento de los demás para que se utilicen y se aproveche los éxitos que en algunos países hemos tenido a ese respecto.

Esto ha provocado beneficios enormes, hemos aumentado la pensión jubilar de manera impresionante: de $30 a $60 mensuales, ahora la mínima es de $400 y llega hasta más de $1,000, y esto porque tiene un rendimiento la inversión del seguro social, ahora se invierte en el Ecuador, se invierte en exploración petrolera, se invierte en proyectos productivos que le permite al seguro social ya no ganar el cero punto uno, el cero punto tres sino, ganar el seis por ciento. Creamos el Banco del Estado y es el banco más solvente del país, el más grande del país y están financiando decenas de miles de viviendas construidas por los sectores populares y para la clase media a una excelente tasa de interés y con un excelente rendimiento, para ello simplemente pusimos de lado a la banca que no quería soltar nuestros recursos, nos tenían absolutamente amordazados, esa liberación que se produce, no solamente cuando nos libramos de las dictaduras sido cuando nos liberamos de la elites internas que construyen sus aparatos legales, normativas y sus instituciones para lograr los resultados que ellos quieren lograr, política tributaria extraordinariamente exitosas, también, en nuestra región que permiten avanzar mucho.

Quiero señalar, antes de concluir esta parte, que al final los resultados que hemos tenido en nuestra América Latina deben ser objeto de orgullo para nosotros, aunque no quiere decir que estamos resolviendo todos los problemas, el camino que seguimos es el correcto.

Cosas tan básicas que no hemos podido trabajar anteriormente como por ejemplo, una idea que se le ocurrió al presidente Correa que por supuesto es un líder extremadamente capaz e ingenioso, teníamos el problema del salario mínimo vital; muchas empresas grandes, pagaban el mínimo legal a los trabajadores cuando tenían utilidades muy grandes o empresas medianas que tienen utilidades muy grande, pero se mantenían pagando un salario mínimo y al final, como en nuestro país hay una disposición legal que establece que de las utilidades líquidas de las empresas el 15%, al final del año, se reparte en partes iguales a los trabajadores, entonces con eso, ellos decían que con eso compensaban el salario bajo que estaban pagando compensando al final, pero en muchos casos no había utilidades; el Presidente Correo se inventó un término muy interesante, téngalo en cuenta talvés les pueda servir en algún momento, “el salario de la dignidad”; se aumentó el salario cada año más o menos el doble de la inflación, paulatinamente, íbamos logrando resultados satisfactorios, cuando en décadas enteras el salario de una familia ecuatoriana nunca alcanzaba a cubrir la canasta familiar porque llegaba máximo al 6070%; en apenas 6 años se logró que el salario logre que una familia pueda cubrir la canasta familiar, pero se creó el concepto de salario de la dignidad que plantea a las empresas que no le entreguen ni un centavo de impuestos de sus utilidades al Estado, hasta que no lleguen a pagarle a los trabajadores ese salario de la dignidad, estas son cosas elementales pero que hay que irlas creando y de las que también tenemos que ir aprendiendo permanente.

Para concluir quiero recordar, a ustedes, los avances que hemos tenido en nuestra América: en la región latinoamericana y caribeña, en el año 1990, cuando estábamos en pleno auge neoliberal, la pobreza del 48%, en el año 2002,  cuando comienza este auge de gobiernos patrióticos, había reducido la pobreza del 48 al 44%; ahora y con algunas particularidades, el promedio ha bajo al 28%, millones de latinoamericanos han salido de la pobreza.

En la indigencia, en el año 2002 estaba el 19% de la población de Latinoamérica y el Caribe, ahora son solamente el 12%, todavía inaceptable, debemos de reducir a 0 la indigencia, pero hemos bajado del 19 al 12%.  Con relación a la educación, en 1990 el 60% de latinoamericanos terminaban la primaria, ahora es el 94% de la población que termina la educación primaria, ese cambio es profundo, es fundamental, puedo dar información sobre secundaria, terciaria pero no quiero abundar en tanta información, lo importante es que los niveles de pobreza, los niveles de indigencia de nuestras sociedades se han reducido de manera considerable como promedio, no olviden que el promedio es muy engañoso, hay países que pueden estar en situación muy grave y hay países que puede estar en una situación extraordinariamente; un ejemplo es Uruguay y aquí está nuestro querido Pepe Mujica, el nivel de pobreza extrema en Uruguay es apenas del 1%,  mientras que en la región es el 11%, el uno por ciento no sé si me equivoco Pepe, si me equivoco me corrigen después, porque hay unas estadísticas por ahí que dicen que es cero pero en la última que he visto es el uno por ciento en Uruguay.

Miren lo que ha significado la construcción de una sociedad democrática, de una sociedad progresista, de una sociedad revolucionaria en nuestro querido Uruguay. Cuánto tenemos que aprender de muchos de estos gobiernos progresistas que se atrevieron a construir, con soberanía, sus propias reglas y su propio país.

Quiero entonces queridos amigos decirles: América Latina y el Caribe atraviesan un momento histórico de transformaciones sociales, políticas y económicas. Hemos sido artífices y testigos de una primera fase del progresismo latinoamericano que ha consistido en una recuperación de la acción del Estado en el manejo y usufructo de la mayor parte de la riqueza, renta que ahora financia el desarrollo social y económico de nuestros pueblos y ya no las arcas del capital foráneo.

El nuevo reto de los gobiernos latinoamericanos consiste en fomentar el desarrollo de economías productivas tendientes a generar cadenas de valor agregado, economías que vinculen armónicamente el concurso de los sectores públicos, académico, científico y empresarial y que evite que caigamos en una reprimarización de nuestras economías, sería el peor desastre que podemos tener si caemos, como algunos lo quieren; para ello, la integración regional es clave, la industrialización en función de ventajas competitivas que cada uno de nuestro países puede aportar, constituyen maneras inteligentes para hacer viable una segunda etapa de estas sociedades progresista de nuestra América. Este es el reto de la región latinoamericana y caribeña que enfrentan en esta nueva etapa de transformación.

El hermanamiento real de nuestros países, es la carta que debemos jugar para concretarlos y este evento, esta reunión, este compartir nuestra experiencia es tan valioso e importante. Retomando las palabras del senador Mujica, de este extraordinario hombre, humilde y que es un ejemplo para todos nosotros, pronunciadas apenas hace unos días en Montevideo, “no hay ninguna batalla más importante para el porvenir de nuestra América que la integración”.

Vamos a construirlo juntos, vamos a construir justicia, equidad y a preservar la paz en nuestra región a través de la integración, a través del hermanamiento de nuestros pueblos y a través del aprendizaje colectivo.