Guatemala debate sobre verdad y democracia en la era de la desinformación

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julio 3, 2025
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El Palacio Nacional de la Cultura acogió el Encuentro “Desinformación, libertad de expresión y democracia”, organizado por UNESCO, con voces clave de instituciones, medios y sociedad civil.

Ciudad de Guatemala, 26 de junio de 2025. En un momento en que las democracias se ven amenazadas por la desinformación y el discurso de odio, el Patio de la Paz del Palacio Nacional fue escenario del Encuentro “Desinformación, libertad de expresión y democracia”, convocado por la Oficina de UNESCO en Guatemala. El espacio reunió a autoridades, periodistas, académicos y representantes de la sociedad civil para abordar cómo enfrentar una crisis informativa que impacta directamente sobre los valores democráticos.

La jornada comenzó con un acto protocolario que reunió a actores institucionales nacionales e internacionales. El embajador de la Unión Europea en Guatemala, Thomas Peyker, alertó sobre la pérdida de confianza en los medios tradicionales y el auge de las redes sociales como principal fuente informativa, incluso entre adultos. “Las redes sociales han sido aprovechadas por actores antidemocráticos para difundir sus narrativas con mínimo esfuerzo y máximo impacto. La desinformación ya no es un fenómeno aislado, sino una estrategia política”.

Le siguió el secretario de Comunicación Social de la Presidencia, Santiago Palomo, quien recalcó la responsabilidad institucional frente a este fenómeno: “El Estado debe garantizar el derecho a la información pública y construir confianza con transparencia. Sin información veraz, no hay ciudadanía activa; y sin ciudadanía activa, la democracia se debilita”.

Luego intervino el director de UNESCO en Guatemala, Patricio Zambrano Restrepo, quien recordó que los conceptos de desinformación, libertad de expresión y democracia no son independientes entre sí. “Estos tres pilares se sostienen mutuamente o se derrumban juntos. Vivimos una era de sobreabundancia de datos, pero eso no garantiza claridad. La manipulación deliberada de hechos, amplificada por algoritmos, se ha convertido en una amenaza estructural”.

Zambrano propuso que Guatemala avance hacia un “Pacto por la Palabra”, un acuerdo entre Estado, medios, plataformas digitales, academia, pueblos originarios y sociedad civil para recuperar un lenguaje común, veraz y responsable que sostenga el debate público y la democracia.

Cultura democrática y pensamiento crítico

La doctora Ana Isabel Prera ofreció una intervención de apertura profundamente conceptual, recordando el mandato fundacional de la UNESCO tras la Segunda Guerra Mundial: construir la paz desde las mentes de los pueblos. “La democracia es más que un sistema político; es una cultura que se aprende y se ejerce todos los días. El demócrata no nace, se hace: en la escuela, en los medios, en la vida pública”.

Prera advirtió sobre el agotamiento de la democracia liberal, que “ha beneficiado a pocos y marginado a muchos”, y llamó a impulsar una democracia más humana, centrada en el bienestar de las personas y no solo en la seguridad o los mercados. “Sin medios responsables, no hay ciudadanía crítica. Y sin ciudadanía crítica, no hay democracia”.

Panel 1: desinformación y resiliencia democrática

El primer panel del evento, titulado “Desinformación”, fue moderado por Patricio Zambrano e integró voces clave: Olinda Salguero, presidenta de Fundación Esquipulas; Roberto Trad, especialista en comunicación política de México; y Oneida Najarro, subsecretaria de Comunicación Social de la Presidencia.

Roberto Trad abrió el diálogo señalando que la desinformación busca generar parálisis social. “Lo más peligroso no es que la gente crea mentiras, sino que deje de creer en todo. El cinismo es una forma de control”, advirtió. Propuso formar ciudadanía con pensamiento crítico, y no solo consumidores de contenidos.

Desde Fundación Esquipulas, Olinda Salguero sostuvo que “la desinformación debilita el tejido democrático. No solo distorsiona hechos, siembra miedo, erosiona la confianza y alimenta el odio”. Planteó que es urgente impulsar ciudadanía crítica, cooperación regional y liderazgo ético: “Decir la verdad sigue costando caro en Centroamérica. Por eso es fundamental proteger al periodismo y educar audiencias que valoren la información verificada por encima del sensacionalismo”.

Oneida Najarro aportó una visión institucional, destacando que el Estado no puede combatir la desinformación solo, pero sí debe ser parte de la solución. “Recuperar la credibilidad requiere construir confianza desde la comunicación pública, con transparencia, escucha y rendición de cuentas. La alfabetización digital debe ser una política pública, no solo una recomendación”.

De las amenazas a las propuestas

El encuentro dejó sobre la mesa propuestas concretas. Se insistió en la urgencia de una estrategia nacional contra la desinformación, con respaldo legal, enfoque multisectorial y participación ciudadana. También se enfatizó en la necesidad de educación mediática desde la escuela, para que las nuevas generaciones no solo consuman información, sino que aprendan a analizarla y contextualizarla.

Otra de las demandas fue fortalecer la protección integral a periodistas, que enfrentan no solo amenazas físicas, sino campañas de descrédito, precariedad laboral y ataques digitales. Como señaló Zambrano, “defender la libertad de expresión no es un privilegio de los medios, es un derecho de toda la ciudadanía”.

El llamado a un Pacto por la Palabra no fue solo un gesto simbólico, sino una invitación a consensuar un lenguaje común en medio de la polarización. Una invitación a recuperar el valor de la verdad como base del diálogo social.

Una democracia que se construye con palabras

El Encuentro “Desinformación, libertad de expresión y democracia” no prometió soluciones inmediatas, pero sí logró algo fundamental: reunir a quienes todavía creen que la democracia es una obra colectiva. En un contexto regional donde el odio y la mentira se propagan más rápido que los hechos, el acto de escuchar, debatir y proponer en conjunto se convierte en un acto de resistencia.

Como dijo Zambrano: “La democracia no es dueña de la verdad, pero no puede sobrevivir sin un mínimo de verdad compartida”. Ese mínimo es el que ahora se pone en juego, y también el que este Encuentro se propuso rescatar, palabra por palabra.

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