La casa de la 25 calle, un espacio vivo de la democracia en Guatemala

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diciembre 8, 2025
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40 años de la democracia: un homenaje a Vinicio Cerezo, Presidente de Guatemala 1986-1991, su familia y los militantes democratacristianos.


En la casa histórica de la 25 calle, en la zona 1 de la Ciudad de Guatemala, se develó el domingo 30 de novimebre, una placa conmemorativa en homenaje al presidente Vinicio Cerezo Arévalo y a las generaciones de militantes de la Democracia Cristiana que contribuyeron, muchas veces con sacrificio y riesgo de vida, a la construcción de la democracia moderna del país. El acto, realizado al mediodía, reunió a familiares, dirigentes históricos, liderazgos comunitarios, académicos y jóvenes, y formó parte del calendario de Ecosismtema para la transformacion social que incluye a la Fundación Esquipulas y a FUNDAECO con motivo de los 40 años de la democracia en Guatemala.

La jornada comenzó con un acto de bienvenida y un breve contexto a cargo de Marco Cerezo, quien recordó que la vivienda no solo fue el hogar familiar, sino también un espacio donde germinaron convicciones políticas que luego darían forma al triunfo democrático de 1985 y al inicio del Gobierno de Cerezo en 1986. Minutos después, Carlos Cerezo realizó la lectura formal de la placa conmemorativa, revelada ante los asistentes y dedicada a “la memoria y al compromiso de quienes abrieron camino cuando la democracia era apenas una aspiración colectiva”.

Uno de los momentos de la actividad fue la intervención de Olinda Salguero, quien ofreció un mensaje de contexto histórico sobre los 40 años de la democracia en Guatemala, subrayando la importancia de comprender este aniversario no como un ejercicio ceremonial, sino como “una responsabilidad generacional para cuidar, defender y renovar el pacto democrático que permitió reconstruir al país después de décadas de violencia y autoritarismo”. Salguero recordó que el retorno a la democracia no fue un proceso inevitable, sino “una conquista que tuvo nombres propios, militantes, dirigentes, comunidades y familias enteras que eligieron creer en la política como servicio público”.

La ceremonia incluyó intervenciones de figuras históricas como Catalina Soberanis, constituyente, primera mujer en presidir el Congreso de la República, Alfonso Cabrera, militante democrátacristiano quienes reflexionaron sobre el papel de la Democracia Cristiana en los años previos al retorno democrático y sobre la necesidad de preservar la memoria de quienes hicieron posible ese tránsito. Sus discursos coincidieron en que la conmemoración de estos 40 años no es únicamente un ejercicio de memoria, sino un recordatorio de que la democracia requiere instituciones sólidas, liderazgos éticos y ciudadanía activa para sostenerse.

El expresidente Vinicio Cerezo tomó la palabra poco después, ofreciendo un discurso profundamente y cargado de memoria. “Regresar hoy a esta casa de la 25 calle es regresar a mi historia personal y a la historia de Guatemala”, afirmó al inicio de su intervención. Recordó los días de su infancia entre esas mismas paredes, en particular el impacto que tuvo escuchar, siendo niño, las tensiones políticas que anunciaban la caída de Jacobo Árbenz. “Fue quizás el primer momento en el que entendí —sin comprenderlo del todo— que en Guatemala nada estaba garantizado”, expresó.

En su discurso, el expresidente también evocó los años de construcción partidaria, la represión política y el costo humano que pagaron quienes defendieron una visión democrática en un país dominado por el miedo. “Este homenaje no es abstracto: tiene nombre, tiene rostro y tiene dolor. Muchos de nuestros dirigentes, militantes y simpatizantes fueron asesinados por creer en un país distinto. Su ausencia nos acompaña siempre; su legado nos sostiene todavía”, afirmó. 

Uno de los momentos más citados de la intervención de Cerezo fue el recuerdo del primer discurso que pronunció en homenaje a compañeros asesinados durante la violencia política. “El miedo me hacía temblar… así que puse mis manos detrás de la espalda para que nadie lo notara”, relató. Con el tiempo, comprendió que aquellas manos temblorosas no eran señal de debilidad, sino testimonio de un compromiso que trascendía su propia vida. “El valor consiste en avanzar incluso cuando se tiene miedo”, afirmó ante los presentes, enviando un mensaje directo a las nuevas generaciones que hoy participan del fortalecimiento democrático del país.

La jornada también fue una oportunidad para recorrer la muestra fotográfica instalada dentro de la casa, donde se exhiben imágenes históricas de la vida del presidente Cerezo, su familia y los militantes de la Democracia Cristiana. Las fotografías dan cuenta de distintos periodos: la vida familiar en la casa de la 25 calle, los años de construcción partidaria, la participación comunitaria, las campañas políticas y los primeros pasos del Gobierno democrático posterior a 1986.

Tras las intervenciones, el acto concluyó con un micrófono abierto en el que asistentes de distintas generaciones compartieron recuerdos, anécdotas y mensajes de gratitud. La marimba acompañó una jornada marcada por la memoria, la emoción y la reafirmación de un compromiso político que sigue vigente. “Este acto no es nostalgia”, subrayó Cerezo. “Es un recordatorio de que sí hay un camino, de que la política puede volver a tener contenido, propósito y moral. Guatemala siempre ha tenido mujeres y hombres dispuestos a luchar —aunque les tiemblen las manos— por la libertad, la democracia y la justicia”.

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