En un contexto global convulso y volátil como el actual, América Latina necesita definir qué rol va a jugar y cuáles son los márgenes de maniobra que tiene para, como región, mitigar los riesgos y aprovechar las oportunidades que emergen de ese contexto.
Actuar en solitario no es hoy una opción que conduzca a alcanzar esa meta.Para países pequeños como los centroamericanos y República Dominicana esos márgenes de maniobra son aún más reducidos pero claramente existen.
Lamentamente este contexto internacional encuentra a la región en una condición de enorme fragilidad y vulnerabilidad política y social.
Pese a este sombrío panorama, cuyos síntomas también se pueden identificaren otros países latinoamericanos, tenemos márgenes de maniobra. Hay posibilidades de construir un futuro mejor.
Claramente ello requiere Estados capaces de diseñar y ejecutar políticas públicas pertinentes y oportunas. Pero el alcance de las acciones que se requieren trascienden la institucionalidad e implican acuerdos sociales más amplios, porque las implicaciones de la inacción o elegir un rumbo equivocado trascienden la inmediatez y los umbrales del gobierno de turno.
Para Centroamérica y República Dominicana el Sétimo Informe Estado de la Región (2025) destacar que para alcanzar este tipo de acuerdos es necesario revalorar la democracia y los mecanismos que ofrece para promover el diálogo entre diversos sectores sociales, económicos y políticos y poder avanzar.
En ello pudiera estar la clave para reconciliar el Estado y las instituciones con el bien común y la gente.
El momento para actuar es hoy y en emprender la acción pudiera estar la posibilidad de construir un círculo virtuoso entre innovación, desarrollo y fortalecimiento de la democracia. Evitemos convertir esta oportunidad en frustración.