Por María René Paiz Herrera
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La cuenta regresiva empezó, según comunicó la cartera de salud la semana pasada 321,600 dosis de la vacuna AstraZeneca vencen en junio próximo y no parecen haber demasiados adultos mayores a 65 años con la intención de vacunarse en las dos dosis que se requiere. ¿Por qué?
La forma en que se ha gestionado la pandemia ha evidenciado arbitrariedades y las personas se muestran desconfiadas ante las propuestas de la institucionalidad pública. Tras el cierre de COPRECOVID, a finales del año pasado, se ha fortalecido el rol del MSPAS como principal responsable ante el ojo público del manejo de la crisis del COVID19, ahora en su fase de vacunación. La Ministra Dra. Amelia Flores ha expresado que la fecha de caducidad de las vacunas es de un máximo de dos meses y ha motivado a que las personas que les corresponde asistan a vacunarse, pues las vacunas son de buena calidad.
Hoy en día el reto para el MSPAS está en generar confianza y ganar credibilidad en la gestión del proceso de vacunación, pues es conocido públicamente que en el último año salió a la luz la compra de pruebas falsas para detectar el virus, pagos millonarios a brokers misteriosos en concepto de vacunas que posiblemente no llegarán y vacunación irregular beneficiando a personas fuera de las especificaciones requeridas en el Plan Nacional de Vacunación; con esto se desnuda que tenemos un Estado debilitado y altamente burocrático, donde es fácil auto ponerse zancadilla para que el proceso de vacunación no funcione correctamente. Veamos algunas soluciones.
Recientemente el Ministerio de Salud y la Presidencia han optado por las siguientes estrategias para tratar de contrarrestar los problemas y lograr una vacunación masiva en el país:
¿Cuál es el problema entonces? , las personas no están llegando de la forma en qué se esperaba a algunos centros piloto de vacunación y existe limitado personal para atención masiva de pacientes; la ausencia a los centros puede estar relacionado a que las personas no saben, no quieren o no pueden llegar para vacunarse; hay centros que permanecen completamente vacíos en algunos momentos y aunque no hay suficientes vacunas para todos en una segunda dosis, ni siquiera se están utilizando las disponibles para la primera.
Ante esto considero que se están dejando de lado aspectos fundamentales que están relacionados al primer nivel de atención en salud pública: la salud es un derecho y una prioridad, esta debe llegar a todas las personas, en los barrios, las calles, cantones e inclusive de casa en casa, cuando sea necesario. Si las personas no pueden llegar a las vacunas, ¿por qué las vacunas no llegan a ellos?
Si de la vacunación dependieran directamente resultados electorales, seguro el panorama sería completamente distinto. Desde mi rol de ciudadana y a partir de conversaciones con amigas y amigos vimos que existen aspectos urgentes que se pueden mejorar desde el gobierno y que podemos aportar desde la ciudadanía, para evitar que las pocas vacunas disponibles se pierdan y salvemos vidas. Las propuestas son 7:
Este es el aspecto clave para que las personas confíen en el proceso y acudan a vacunarse, existe un temor generalizado sobre las vacunas y solo una estrategia de comunicación bien pensada hará cambiar de opinión masivamente a las personas. Muchos adultos mayores viven en condiciones de extrema pobreza, soledad, enfermedad, discapacidad y sin acceso a diferentes medios de comunicación; sino se logra llegar a sus casas para contarles de la vacuna, quizá nunca lo sepan.
La crisis persiste, pero no podemos seguir haciendo lo que no está funcionando. No hay que cambiar el objetivo de este momento que es: lograr la vacunación masiva de personas mayores de 65 años en Guatemala, pero sí podemos cambiar la estrategia y la forma en que se está haciendo, porque no está funcionando y el costo de los errores o retrasos en materia de salud pública en una pandemia, son muertes, y continúa cobrando la vida de madres, padres y abuelos nuestros, que han dedicado su vida y trabajo al país que hoy les da la espalda.
*Las opiniones expresadas en la OPITECA pertenecen a sus autores.